07/08/2025 - Editorial - Elecciones
Si no participás, otros deciden por vos

En este año electoral, el compromiso ciudadano no es opcional: es urgente. Cada espacio que no ocupamos con conciencia, participación y voz crítica será ocupado por otros intereses, muchas veces ajenos al bien común. Votar, opinar, reclamar y construir son actos de responsabilidad que definen el rumbo del país. Porque cuando no estamos, alguien más decide por nosotros. Y cuando callamos, lo que se pierde no es solo nuestra voz, sino la posibilidad de una democracia más justa y representativa.



Argentina atraviesa un nuevo año electoral. Las campañas se intensifican, los discursos se repiten, las promesas se acumulan. Pero más allá de los nombres y los partidos, hay una pregunta que no podemos esquivar: ¿Qué lugar ocupamos como ciudadanos comprometidos con el bien común?


Para quienes creemos en valores como la justicia, la verdad, la responsabilidad y el respeto por la vida, este momento no es solo político: es profundamente ético. No alcanza con votar. Es necesario involucrarse activamente, ejercer el derecho con conciencia, y exigir que quienes nos representan lo hagan con integridad.


🧭 Votar con criterio, participar con convicción


Votar no es un trámite. Es una declaración de principios. Es mirar con atención quiénes se postulan, qué han hecho, qué defienden, y si están dispuestos a honrar su palabra. Es preguntarse si sus propuestas construyen una sociedad más justa, más humana, más solidaria. Es un ejercicio de responsabilidad espiritual y ciudadana. Votar con conciencia implica mirar más allá de los slogans y las apariencias. Implica preguntarse si quienes se postulan han honrado sus palabras en gestiones anteriores, si han defendido la vida, la familia, la verdad, si han sido fieles a los compromisos asumidos.


Pero también es participar desde otros lugares: dar nuestra opinión, dialogar, escuchar, reclamar. Porque la democracia no se fortalece solo en las urnas, sino en la conversación pública, en el compromiso cotidiano, en la capacidad de exigir que se cumplan las promesas. También implica orar por nuestras autoridades, por quienes gobiernan y por quienes aspiran a hacerlo. No para que se cumpla nuestra voluntad, sino para que se cumpla la de Dios. Para que haya sabiduría, templanza, discernimiento. Para que la justicia no sea una consigna, sino una práctica cotidiana.



🔊 Ser voz crítica, ser presencia activa


En tiempos donde muchos prefieren adaptarse o callar, es necesario ser una voz crítica. No desde la confrontación vacía, sino desde la convicción profunda de que hay cosas que no se negocian. Que hay valores que deben sostenerse, incluso cuando no son populares. Que hay decisiones que impactan en la vida de todos, y por eso merecen ser cuestionadas.


Ser presencia activa no es imponer, es mostrar que hay otra forma de construir país. Es reclamar que se gobierne con responsabilidad, que se legisle con sentido común, que se escuche a quienes piensan distinto. Es recordar que la representatividad no es un privilegio, sino un deber.



En un tiempo donde muchos prefieren adaptarse, los cristianos estamos llamados a ser una voz disidente. No por rebeldía, sino por convicción. Porque no podemos conformarnos con lo que no representa el corazón de Dios. Porque no podemos aplaudir lo que destruye los valores que sostienen nuestra sociedad. Porque no podemos callar cuando vemos que se legisla en contra de la vida, de la verdad, de la libertad.


Ser luz no es imponer, es iluminar. Es mostrar que hay otra manera de hacer política, de construir comunidad, de ejercer liderazgo. Es reclamar a nuestros gobernantes que cumplan con sus deberes cívicos, que representen verdaderamente al pueblo, que no se olviden de quienes los eligieron cuando cruzan la puerta de sus despachos.



🇦🇷 Construir democracia desde el compromiso


La democracia no se sostiene sola. Se construye con cada voto, con cada conversación, con cada gesto de participación. Como argentinos, tenemos el deber de tomar carta activa en este proceso. No desde la indiferencia, sino desde el compromiso. No desde el enojo, sino desde la esperanza.


Porque creemos que hay una forma más justa de mirar la realidad. Una forma que no se basa en intereses personales, sino en el bien común. Una forma que busca iluminar, no imponer. Que busca construir, no dividir.


Este año, no dejemos que otros decidan por nosotros. Participar es más que votar. Es ser parte. Es ser voz. Es ser conciencia. Porque cuando la ciudadanía despierta, la democracia se fortalece. 


Este año, no dejemos que otros decidan por nosotros. Seamos luz. Seamos voz. Seamos parte. Porque cuando el pueblo de Dios se levanta, la oscuridad retrocede.






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